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Leve Retina Numero 12

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Published in 
Leve Retina
 · 31 Dec 2020

  
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Leve Retina


(Revista Literaria de Repercusión Telemática)



Año 1 - Número 12. (Julio/Agosto 1995)


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Leve Retina es el nombre de un poema de Arturo Carrera en su libro
"La Banda Oscura de Alejandro". Agradecemos su generosidad al
permitirnos utilizarlo para la revista.

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Submission adresses: Internet: leve-retina@appeal.uba.ar
Fidonet : 4:900/109.99

Para información adicional, lea las últimas páginas de Leve Retina.


= INDICE ======================================================== INDICE =
Editorial I.....................................................2
Editorial II....................................................2
"Extraño saxofón plateado" (por Daniel Flores).....................3
(sin título) (por Verónica Engler).................................5
"El Indocumentado" (por Ricardo Braun).............................6
(sin título) (por Marcelo Claudio Rodriguez).......................7
"Más que cielo" (por Pablo Wittner)................................8
(sin título) (por Laura Limberti)..................................10
"Sin título o bien, Psicología urbana, y
de cómo el ser se acerca al no ser." (por Federico Joselevich).....12
Golosinas.......................................................13
Cartas de Lectores..............................................13
Misceláneos
Staff .............................................................15
Donde y cómo conseguir Leve Retina ................................15
Legales ...........................................................16
==========================================================================


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Leve Retina Nº 12 Pag. 1

= EDITORIAL I ============================================= EDITORIAL I =


Leve Retina: (del lat. levis retïna) f. Anat. efecto producido en
los ojos por la larga exposición a los rayos catódicos de los
monitores de las computadoras. 2. Lit. ojo crítico aplicado a la
producción literaria.

Siempre me ocurre lo mismo, cuando empiezo a escribir el Editorial
para Leve Retina me topo con las disyuntivas clásicas de que escribir y
que decirles a los lectores que sea válido de estar en un editorial.
Nunca pude solucionar ese problema, y este editorial no es una excepción
a ello. Sin embargo, si tengo algunas cosas de orden editorial que
contarles. Una de ellas es que, para quien no se avivó, este es el
número de aniversario: ¡CUMPLIMOS UN AÑO! Prometemos organizar una
fiesta para el próximo aniversario, pero esta vez estuvimos todos en una
gran introspección (nos miramos el ombligo).
Queremos agradecer a todos los colaboradores el participar de Leve
Retina y rogamos a todos aquellos que quieran publicar nos manden sus
escritos, pues siempre estamos deseosos de encontrar nuevo material
publicable.


Federico Joselevich
(4:900/109.0@fidonet.org)
(federico@appeal.uba.ar)

---
* Origin: Leve Retina (4:900/109.99)


= EDITORIAL II ============================================= EDITORIAL II =


La realidad se ha vuelto esquiva, escurridiza. La realidad es, para mí,
esta hoja de papel y esta porción de tinta qu va tomando forma
inteligible a medida que escribo. Sin embargo ,si no me agarra el ataque
antes de terminar, rompo la hoja y la tiro a la basura, cosa harto
probable, esto que escribo ser leído por otras personas convertido en
pequeños puntos de luz fijos en una pantalla. O, en el mejor de los
casos, será otra porción de tinta o elemento afín con un significado
más o menos equivalente al de esta hoja cada vez menos blanca. La
realidad se multiplica. ¿Un dato o un sofisma? COROLARIO: un dato puede
ser convertido en sofisma. O mejor, un dato y un sofisma a veces se
parecen demasiado.


Hernando Tejedor
(4:900/125.15)

---
* Origin: Leve Retina (4:900/109.99)


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Leve Retina Nº 12 Pag. 2

== CUENTOS ======================================================= CUENTOS ==
De : Daniel Flores 4:901/237
Tema : Extraño Saxofón plateado
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Extraño saxofón plateado
========================

Tímidamente la oscuridad fue desapareciendo de su cara, de su brazo
izquierdo, de su muslo izquierdo y de una parte de su tupida melena
leonina. Acerqué mi palma a su boca entreabierta para sentir su aliento;
creo que intentaba tomar algo de su interior, o tal vez algo de
su interioridad, no lo se exactamente. Miré su cuerpo.
Descubrí que no estaba inmóvil: parecía un mar calmo, ondulante
y extenso. Muy extenso.
Empapada en grises, su piel luchaba contra mis ojos que descubrían
sin querer la lejanía. Pretendía mezclarme en su calor, que ella se
mezclara en mí, atravesarle los poros. Atarla. Volver a hacerle el amor,
penetrar cada célula de sus órganos. Pero, ¿cómo?. ¿No había forma
de poseernos?. Yo, ya no volvería a tener sueño.
No había forma de poseernos. Ella fue quien me lo dijo unas cuantas
horas antes,solo que entonces yo aún pretendía sumergirme para esconder
cuanto hubiera de visible en el borde de las cosas. Mir mi cuerpo.
Descubrí que no estaba inmóvil: parecía un mar calmo, ondulante
y extenso. Muy extenso.
Cerré los ojos pero no pude dejar de abrirlos nuevamente.
Ahora, su cara aparecía con pecas, su pelo se mostraba más iluminado
y menos hostil a mi mirada; la oscuridad se refugiaba entre sus piernas,
sus axilas y todo el costado de su sombra. Pens en despertarla, pero
tuve miedo. Sabía que aquel era un amanecer frágil, que una actitud de
mi parte modificaría ste universo cruzado, en el cual me había alojado
súbitamente.
Entonces proyecté mi mano, con mucho cuidado, hasta unos cuantos
milímetros de su glúteo, sin tocarlo creo. El límite parpadeaba, se
diluía aunque la luz se intensificaba segundo a segundo ¿Dónde mi mano?
¿Dónde su glúteo? qué final acompañaba la certeza de aquel cuerpo que
no era el mío, qu insistencia nos distanciaba con tanto ahínco. Solo
deseaba tomar algo de su exterioridad, o mejor, de su exterior. Volver
al principio, conocerla...¿Conocer o reconocer? su cuerpo no me parecía
ajeno, pero tampoco con mi voluntad podía mover su brazo como hacía
ahora con el mío.
La pregunta de Marcia me volvía como a un bebé le vuelve la leche a
la boca. Me enlazaba en los labios para volver a digerirla una y otra
vez. Sin emitir sonido hacía la mímica de su gesto, una, dos, tres,
cuatro veces; me congelaba un momento y volvía a comenzar sin darme
cuenta.
El tono de su voz no intentó ser grave la noche anterior, pero
sin duda se descubría, y me descubría a la vez que preguntaba.
-¿Me amas?; ¿Me amas ahora?... ¿o ahora? Me miró asombrada y volvió
a repetir entrecortada.
-¿O ahora?. Y largo un chorro de rizas: cazcada que se injertó en
mi piel para fecundar el fruto agreste y cido de mi confusión.
Yo con ternura o ingenuidad le había contestado.
-Te amo ahora y ahora, y ahora, y ahora y ahora y... después la besé.
Juan tenía un extraño saxofón plateado de no más de treinta y cinco
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Leve Retina Nº 12 Pag. 3

centímetros de longitud.
De golpe, un arranque lo envolvía y descarrilaba hasta el pubis de
Amanda con graves sonidos de elefante, otras veces batía mis hombros
ostentando el poder de cuanta ondulación existiese en ese instante.
Yodejaba de fumar cuando Juan sonaba y me hacia soñar.
Volvía a escucharlo ahora desde la habitación contigua, junto
a Marcia que despertaba empantanada de grises que titilaban sobre
mis ojos ya cansados de intentar perforar su piel impermeable.
La música colocó a Amanda en nuestro mismo espacio, los tres
trasformados, violados una y otra vez por la música de Juan. No
es difícil suponer que al otro lado Amanda sabía que Marcia y
yo estábamos involucrados en la cabalgata a la que Juan nos obligaba
desparramando su placer sobre nuestro goce. Una familia de orgasmos.
Toda la geografía del departamento estropeada, sin mas paredes que
el aire saturado de blues.
Me levanté de la cama y puse la pava para tomar unos mates. Marcia
me siguió hasta la cocina y se sentó en la mesada. Me miraba y oíamos a
Juan, me miraba, era evidente (al menos para ella) que yo ya hacia rato
que estaba despierto.
No dejaba de mirarme, lo sabía incluso si estaba de espaldas. No dijo
ni buen día. La música apañaba su silencio embarazado, también el mío.
El agua de la pava comenzaba a protestar cuando preguntó:
-¿Amargo?...
-Lógico.- dije sin pensar (siempre cebo amargo)
-...Yo sabía- me dijo, y estiraba sus dedos largos hasta el mate
que le ofrecía.
Reaccioné tarde... -¿qué cosa?
Vaciló un segundos y después me dijo -La gastritis...
Se río como la noche anterior y agregó - Amargo... da gastritis. Lo
de Marcia me seducía sin control, me llevaba a pensar hasta el
pensamiento para cortar en un chorro de sensaciones, después quien
sabe, la más ahorcada de las ausencias, o una paz en punto cero
prolongándose sin cesar.
Juan cayó, tal vez estuviera bebiendo de Amanda, o tomando te , pero
lo más seguro es que estuviera abrazando con la gamuza roja y negra
su intrumento antes de depositarlo en su diminuto ataúd, preparando
su resurrección. El caso es que el edificio recobró su estructura:
Las paredes blancas, los pisos de madera o baldosa según las
costumbres de cada ambiente. Y los techos más altos, y más altos; como
todos los días.
En ese momento, creí que olvidaría mi despertar, al igual que se
olvidan los sueños sobre los que no se insiste, olvidé que la
insistencia del recuerdo no depende de quien recuerda, sino de
inexcrutables caprichos en el borde de las cosas.
Salí al patiecito y prendí un faso, el primero de la mañana (el
más íntimo).
Marcia me atacó por detrás, estaba totalmente desprevenido, un beso
en el cuello (debajo de la nuca), sonoro, muy sonoro... infantilmente
tierno. Me dio un escalofrío y me hizo encojer de hombros.
--Buen día!, Vamos al parque - me dijo.
-A qué?
-No sé ...; vamos al parque.
-Después.
-No ahora, quiero ver la calesita.
-¿Que?
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Leve Retina Nº 12 Pag. 4

-La calesita, en el parque hay una y quiero verla.
La idea no me pareció descabellada, o tal vez sí, eran las ocho de
la mañana; pero era el tipo de cosas que siempre podía esperar de
Marcia, no era extravagante sino sorpresiva. También yo lo soy a
mi manera.
Fuimos a ver la calesita. Estaba tapada con una lona verde llena
de tierra. Nos agarramos del enrejadito de alambre y dijo, que eso era
un elefante muerto. Que su alma para esconderse se disfrazaba de
alegría, que todos los chicos lo sabían, y disimulaban por lástima.
Que si lo descubrían devía marchar hacia su cementerio y eso le daba mucha
pena porque sería confirmar su muerte. El caso es que si seguía girando
no perdería su camuflaje de calesita. Después me besó en los labios con
la boca cerrada. Le pregunté si nos volveríamos a ver.
- Amargo...¿No? - dijo apagada.
-Tal vez...
-Chau
-Chau. Y se fue.
No estaba triste, estaba vacío. Como cuando desperté en su cama,
asombrado de la madrugada. Asombrado o vacío.
Me quedé largo tiempo sentado en un banco. Digo que fue largo tiempo
porque cuando me fui, muchos niños sonreían cómplices. Haciendo vivir a
la calesita.


---
+ Origin: # Baires # 54-1-469-1344/5 # TLD 24 Hs # Ramos Mejia



== POESIAS ===================================================== POESIAS ==
De : Veronica Engler 4:900/125.5
Tema :
===========================================================================


=================

... Y una mina de tacones baila tango
con la marca en su rostro
de una alegría confiscada.
La angustia de su danza
se asemeja a las contorsiones de un cuerpo doliente
que en sueños
aparece por la ventana
de tu fiel resaca.


---
* Origin: . (4:900/125.5)


== CUENTOS ======================================================= CUENTOS ==
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Leve Retina Nº 12 Pag. 5

De : Ricardo Braun 4:901/100
Tema : El indocumentado.
=============================================================================

El indocumentado
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Soy un ser indocumentado. Un hacedor de historias. A veces me paro en
las esquinas para hacer dedo. Esa es mi manera de cosechar.
No es fácil convencer a los automovilistas de llevar a un
desconocido.
La última vez conocí a dos personas muy distintas. Una era Birgitta
y el otro un negro llamado Walter. Walter hacía de chofer y ella de
pasajero calificado. Al menos era lo que Birgitta pretendía.
Mi sed de intrigas se calma cuando intervengo en este tipo de
situaciones. La ruta era la indicada y el tiempo suficiente para torcer
sus destinos.
El caso fué que el auto se detuvo mientras ella protestaba.
Seguramente conseguí un aspecto de viejo débil y bondadoso y Walter
sería un hombre sensible.
Walter para no verse tan negro se negaba a obededecer algunas de las
reglas que ella proponía en la relación, sobre todo cuando el que
conducía el auto era él. Pero luego, como todo esposo negro frente a una
esposa blanca, volvía a perder hasta sus convicciones.
Pues bien, al parar el auto yo subí.
No crean que a mi me importaba la justícia o aconsejar mal o bien.
Estoy mas allá de las cuestiones éticas. Yo unicamente quería trocar la
relación de los esposos para ver lo que pasaba. Eso me sería muy
placentero de experimentar. Ella fué muy directa y me preguntó si yo
trabajaba en un circo. Mi risita incontenida debió haberla impresionado
ya que empalideció un poco. En cambio el sonrió; seguramente imaginó en
mi actitud, una oculta complicidad.
Para tranquilizarla le dije que era vendedor ambulante de calisuars
de un cuarto de pulgada pero que también los circos me encantaban porque
hacen reir a los chicos.
Al contestarle, tuve que esforzar mi voz y hacerla sonar grave, ya
que mi timbre es agudo como el de una laucha perdida en el suburbio del
bosque.
Otra vez el sonrió y ella no saco nada en claro. Sus nervios
parecían los de un panal hirviente, no precisamente de abejas. Lo
primero es lo primero me dije para no irme por las ramas. De mi
muestrario elegí una ilusión: el olvido.
Lo transformé en una flor y la esgrimí ante ella. Birgitta la tomó
sin agradecer, casi con fastidio.
A Birgita le intrigó de donde la había sacado, pero aguantó la
pregunta y se limitó a olerla aspirando profundamente. Su perfume era
dulce balsámico.
A medida que pasaban los kilómetros ella fué olvidándose de su
blancura inmaculada y se transformó en una negra.
Walter no pudo notar el cambio porque nadie se da cuenta cuando la
piel del otro se parece a la de uno mismo; así que no le importó
descifrar su epidermis.
Como la piel responde al alma, también el alma de ella se volvió
negra. Por supuesto el color no tiene cualidades morales. Me refiero
solamente a que Birgitta en seguida sintió y pensó como la esposa negra
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Leve Retina Nº 12 Pag. 6

de un negro.
Otro día les contaré lo que se dijeron (¡Dios mío!) y lo que
hicieron, cuando el nuevo color se apoderó de la totalidad de su cuerpo.
No lo hago ahora para que no me malinterpreten, prefiero no acrecentar
mi fama. Además yo no preeveo las consecuencias, solo planteo la
situación.
Tengo buena memoria y cada vez que recuerdo aquel encuentro me muero
de risa.
Lo único que puedo asegurarles es que cuando el perfume del olvido
se disipe, ella volverá a su color y los dos nunca serán los mismos.

---
* Origin: . (4:901/100)


== POESIAS ======================================================= POESIAS ==
De : Marcelo Claudio Rodriguez 4:900/109.9
Tema :
=============================================================================


ayer se subió por los ojos de un viejo
hoy se llevó por delante las aventuras de una mujer pintada
camuflada para servir

se arrastró hace tiempo por las baldosas del centro
del barrio

se achicó al encuadre cosido a mate amargo del umbral
de la tarde de verano
como una poesía gastada por ser leída
siempre

hubo broncas apretadas por los párpados y las mandíbulas
demasiadas injustas broncas
otras veces
broncas justas por explotar
pero ya nadie se jacta de tenerlas
ahora es la moneda del día
la costumbre

otros hablarán de la terrible realidad
unos se sentarán en la puerta del sol
y esperarán la llegada de su calor
y esperarán ser abrazados
y acogidos
y acongojados
y aceptados

hablemos de ella
simplemente una novia
una mujer
un hombre
un amante

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Leve Retina Nº 12 Pag. 7

será otro tipo de amor
otra unión
como un castillo
habitado sólo por la historia


Marcelo

---
* Origin: . (4:900/109.9)

= CUENTOS ======================================================== CUENTOS ==
De : Pablo Wittner 4:900/109
Subj : Más que cielo
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Más que cielo
==============

El nació en una ciudad. No importa demasiado cual. Era una ciudad
grande, con grandes rascacielos. Una importante ciudad con importantes
edificios. No le desagradaba. A él le gustaba mucho vivir en una ciudad,
vivir en esa ciudad. Si acaso importa su nombre, les voy a confesar que
no lo sé. Podría llamarse Miguel, Pedro, John o Jack. Me gusta Jack.
Vamos a llamarlo Jack.
A pesar del placer que le ocasionaba a Jack vivir en una ciudad,
decidió tomarse unas pequeñas vacaciones. Un fin de semana en alguna
parte alejada de toda civilización. -Me voy al campo-, dijo Jack. No me
siento en condiciones de contarles el lugar, ni de donde lo sacó, pero
al llegar lo esperaba una casa, al lado de un lago. La casa era de
alguien, seguramente Jack lo conocía, y ese alguien estaba también. Se
saludaron con un fuerte abrazo, como si no se hubieran visto hacía años,
aunque de seguro habían estado juntos hacía poco. Quizás no veía a la
madre por meses y luego, al encontrarse, se saludaban como si hubieran
dormido juntos, pero si había recorrido una gran distancia, Jack
saludaba a la primer persona que se encontrara como si no se hubieran
visto jamás. Costumbre parecida a la que tenía cuando hablaba con
alguien por teléfono. El volumen de su voz era directamente proporcional
a la distancia que lo separaba de la otra persona. Así era Jack. Y, como
venía diciendo, se encontraba en una casa junto a un lago con el dueño
de casa, Fritz.
El lugar estaba verdaderamente alejado de todo. Jack podría haber
caminado varios kilómetros hacia cualquier dirección -por cierto, lo
hizo-, que no habría encontrado a nadie. El lugar le gustaba, pero
definitivamente no pensaba cosas tales como "sería fabuloso vivir aquí".
Su lugar cotidiano era la ciudad. Lo sabía y no le molestaba.
Fritz, luego de saludarlo, le avisó que se tenía que ir y que no
iba a volver hasta la noche. Entonces, caminando, se alejó. Había
montañas, y entre ellas desapareció. Jack se preguntaba hacia donde
iría. Realmente, daba la sensación de que no había NADA.
Durante toda la tarde, Jack no hizo gran cosa. Caminó un poco, sacó
alguna fotografía -había llevado una cámara para esa ocasión. Siempre
sacaba fotos de cualquier actividad que se alejara de la rutina. Luego,
las miraba una vez o no las miraba. A veces, incluso, no sacaba el rollo
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Leve Retina Nº 12 Pag. 8

de la máquina hasta la próxima actividad no rutinaria.-, juntó piedras,
mojó sus zapatillas en el lago. Era invierno, por lo cual el frío no le
perdonó la enjuagada de calzado. Así pasó la tarde. Si hubiera estado en
el sur latinoamericano, probablemente hubiera tomado un mate amargo,
pero sospecho que no se encontraba por allí. El frío realmente le
molestaba. Tenía puestos unos guantes de ciudad. Adivino en los lectores
la pregunta de "cómo son los guantes de ciudad". Los guantes de ciudad
son de lana fina, o de hilo. Están tejidos a la perfección y no se
encuentra en ellos el más mínimo error. Mientras tanto, los guantes de
campo son de cuero, o de amianto. Tienen más utilidades que la de
proteger del frío. Pero Jack tenía guantes de ciudad. Pulóveres y una
gran campera lo salvaban del frío. Pero tenía la nariz congelada. Y los
ojos colorados. A decir verdad, la cara chupaba todo el frío que le
correspondía a su pequeño cuerpo.
Llegó la noche. Y llegó Fritz. Traía un animal muerto. Un animal no
muy grande. Quizás era un pequeño cerdo. Lo cocinó y esa fue la cena de
ambos. Comieron hasta perder fuerzas, y bebieron vino. Un buen vino. No
era vino cosechado en la zona. Era un vino caro, de esos que Fritz tenía
guardado para ocasiones especiales. Sin embargo lo abrió esa noche,
cuando la ocasión parecía no tener nada de especial. Luego de comer,
salieron de la casa. Hacía mucho frío. Sin embargo, parecía que hubiera
una obligación tácita de salir antes de ir a dormir a ver las estrellas.
Jack nunca le había dado gran importancia a las estrellas. Pero al salir
y levantar la vista, vió tal cantidad de luces, tal cantidad de
fueguitos, como nunca había visto antes. -Hay más estrellas que cielo-,
fue lo único que dijo, para luego mantenerse en silencio casi una hora
mirando el firmamento. Una hora entera en silencio. Quizás piensen que
Fritz estaría aburrido, pero no era así. Fritz siempre miraba las
estrellas, y si tenía que mantenerse una hora en silencio para
observarlas, lo hacía.
Cuando el frío los obligó a volver a entrar a la casa, Jack comenzó
a contarle a Fritz lo impresionado que estaba por lo que había visto.
-En la ciudad, veo 15 estrellas si el día está bueno- le dijo. No
terminaba de comprender el porque de la diferencia entre el campo y la
ciudad. -En la ciudad hay mucha luz. La luz no permite que veamos las
estrellas. Aquí, en cambio, no hay lamparitas cerca. Sin embargo, quizás
a varios kilómetros, hay una ciudad. Por culpa de ella, aquí no vemos
más estrellas. Porque hay más.- le contaba Fritz a Jack. Este, en
cambio, pensaba lo linda que sería la ciudad con todas esas estrellas.
Esta idea no se fue de la cabeza de Jack. Apenas volvió a la
ciudad, pocos días después, decidió que iba a hacer todo lo posible para
ver, en su ciudad, la mayor cantidad de estrellas que se lograran ver.
Debía entonces lograr que alguien -mejor dicho muchos, o todos- apagaran
la luz de sus casas por unos minutos. Se paseó entonces por todos los
departamentos de su rascacielos rogándole a todos los habitantes de
ellos que a las doce horas de cada noche y por sólo 5 minutos, apagasen
todas las luces de sus casas. Daba siempre la misma explicación:
-"Quiero ver las estrellas"-. La primer noche, increíblemente, todos los
habitantes de su edificio apagaron sus lámparas a las doce. No sirvió
esto de gran cosa. Era el único edificio que estaba a oscuras en esa
gran ciudad. Entonces Jack comenzó a ir cada día a un edificio diferente
de su barrio. Meses después, a las doce de la noche, todas las luces del
barrio se apagaban. Las luces de las cocinas, las luces de los baños,
las luces de los dormitorios, las de los pasillos. Se apagaban los
televisores, se cortaban los cines, se apagaban las luces de las calles.
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Leve Retina Nº 12 Pag. 9

Los coches que transitaban apagaban sus luces, los carteles luminosos se
apagaban, los reflectores del estadio se apagaban. A las doce, y por
cinco minutos, ese barrio se apagaba. Pero no alcanzaba. Es verdad que
se veía alguna estrella más, pero no alcanzaba.
Sin embargo, semejante apagón barrial, repetido todas las noches,
no pasaba desapercibido. Al poco tiempo la prensa de ese país -sea cual
fuere-, se encargó de contar lo que sucedía. A las doce, un barrio se
apagaba. Entonces Jack tuvo su primer cuarto de hora. El noticiero más
importante le dio un pequeño espacio para que cuente su cometido.
-Quiero ver las estrellas-, le dijo Jack a todo el país, y pidió que a
las doce en punto, y por cinco minutos, todas las luces se apagaran.
La primer noche, algunas personas en diversos puntos del país
apagaron sus luces. Y luego otras. Y cada noche, al ver que las luces de
sus vecinos se apagaban, a las doce en punto otras personas iban
apagando sus casas. Y así fue que, cierta noche, todas las luces del
país se apagaron. Todas, por completo, estaban apagadas. No había una
pequeña lámpara prendida. No había un encendedor relampagueando. Todo se
había apagado.
-No alcanza-, decía Jack. -Quiero ver todas las estrellas, quiero
que se apaguen todas las luces en el mundo-. Este utópico y
aparentemente imposible mensaje, llegó a todos los confines del planeta,
que ya conocía lo que sucedía cada noche en aquel país. Y, como
imaginarán, cada vez que en la casa de Jack sonaban doce campanadas,
quedaban menos luces prendidas en el mundo que la noche anterior. Y
cierta noche, cuando Jack vió las doce en su reloj y fue como siempre a
apagar las luces de su casa, todas las luces del mundo se apagaron. Sí,
todas. Las de las casas más humildes, las de las empresas más
importantes. Las de los departamentos de policía, las del edificio de la
NASA. Las de los coches, las de los televisores. Todas. En el mundo,
cuando dieron las doce en la casa de Jack, había una oscuridad total.
Entonces Jack, sin mayor alegría que la que había tenido aquella noche
en lo de su amigo Fritz, salió a su balcón y vió las estrellas. Vió
todas las estrellas. Nunca nadie había visto tantas. Se veían sólo
estrellas. Entonces Jack, habiendo descubierto lo que era el infinito,
entró a su departamento, cerró las ventanas, se acostó, y se durmió.

---
* Origin: . (4:900/109)


== POESIAS ===================================================== POESIAS ==
De : Laura Limberti 4:900/109.99
Tema :
===========================================================================

=============

...en busca de nuevas combinaciones. Su sombra errante me
distrae
su mirada me envuelve


el cielo nocturno, plagado de estrellas, es una bóveda enorme
sobre mi cabeza. El silencio noctural del campo
el aullido mudo del viento
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Leve Retina Nº 12 Pag. 10

las voces crispadas de los grillos invisibles
crik crik crik
frios crepitares de silencio


olor a pasto humedecido de rocío
la brisa fresca trae rumores de agua hasta mi piel y esta
desesperación por encontrarte en cualquier lado. Acá, por
ejemplo, donde estoy ahora, acá, o en cualquier parte, donde
esté después, en cualquier parte.

... y estas ansias de buscarte
por el cielo y por la tierra.

En cualquier parte.

Ya es de día, y el cielo nuevamente sobre mi cabeza
-qué hace el cielo sobre mi cabeza?-
Está, el cielo est ahí, arriba, sobre mi cabeza;
el sol perfuma el ambiente con c lidos contornos de verde y
agua
-cálidos y húmedos, por cierto-
y en el agua me sumerjo a refrescarme y otra vez este ansioso
desencuentro.
-éso, no te encuentro-

(Quién anda por ahí, interrumpiendo mientras yo hablo!!??!
No, Nadie.
Cómo Nadie?
Sí, Nadie.
Ah. Nadie, entonces.)

La llanura inmensa, sena y verde, apenas rboles, la tierra se
desliza suavemente hacia el abismo
en horizonte.
Un camino sinuoso y oscuro recorre el campo hacia algún lugar.
Perdido, sin duda, por el tiempo que transcurre de un momento a
otro, y como lo que pasa de un momento a otro, de un momento a
otro, pasa, ahora, de un momento a otro, es de noche nuevamente.

los olores nocturnales trocan ahora pero es el mismo pasto que
emana perfumes de verdes y aguas
profusas las aguas
la savia recorre, quién sabe por donde, pero recorre,
desesperada, alegre, o r pidamente, o todas esas cosas, o como
sea,
la cuestión es que recorre
esta explosión de esmeralda y verde

y en mi mente vo
en mi corazón vo
en mis labios vo
en mi cuerpo vo

son sin son
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Leve Retina Nº 12 Pag. 11

hombre sin nombre
-todo sin ese ni zeta-
rostro sin esperanza
cuerpo de abismo
sexo sin quimeras
muerte sin voz en que vivirla
-en que, sí, sustantivo-
y vos, sin voz, vos, sí voz,
a tí y en tí te pierdo, en mi desesperación por encontrarte,
y más en mis ansias de buscarte.


---
* Origin: . (4:900/109.99)


= POESIAS ====================================================== POESIAS =
From : Federico Joselevich 4:900/109
Subj : S t o bien, Psicología urbana, y de cómo el ser se acerca al no ser.
==========================================================================
Federico Joselevich, nacido el 23 de diciembre de 1972;
operador del BBS Cultural Carreteras del Viento; veterano
de cuatro años de antigüedad en las redes de mensajería
electrónica; coordinador de Fidonet Argentina desde
noviembre de 1992 hasta noviembre de 1993; según los
medios: pelirrojo, menudo e inquieto; según el folklore
telemático: "...el escribe, describe, hace y deshace, un
tanto dicotómico, pero buen tipo (aunque habría que ver
sus circunstancias)"; también conocido como Fedelevich,
Jóse, Pepelevich, Bwana y demás.

Sín título o bien, Psicología urbana, y de cómo el ser se acerca al no ser.
===========================================================================


Pensar en singular, hablar con el yo en la punta de la lengua y sin
saber a ciencia cierta si lo que se dice es tan real como cuando uno se
lo piensa a sí mismo. Pensarse a sí mismo o pensárselo a los demás. La
diferencia está en el verbo, para eso se inventó la comunicación, para
pensar a los demás. Pensar y pesar lo pensado en una balanza
psicológica, casi sociológica, un tanto objetiva, apuntando al Yo Soy de
la gente. Lo Que Yo Pensé Es Muy Pesado, Peso Relativo Medio, Pero
Pesado Al Fin. Pensar cosas tan pesadas que por su sólo peso se caigan
de la cabeza, y agarrarlas antes que toquen el suelo, depositándolas
sobre la mesa que se comparte de a dos. Dos, ahí está la cosa: cuando el
pensamiento es tan pesado que trasciende a los ojos, la balanza cambia
la escala y los pensamientos pesados ahora pesan lo que una pluma a un
furgón de carga (sin olvidar lo que la pluma le pesa a la hormiga que
está en el furgón de carga). Como el pensamiento pesa y se escapa de los
ojos, ellos son quienes tienen que poner su barrera húmeda, para hacer
más soportable la visión fugaz del Pensamiento Pesado. Vos sabés que
cuando la balanza cambia lo pesado ya no es el pensamiento, sino los
ojos lacrimosamente locuaces que te miran una y otra vez, a los que vos
desviás la mirada una y otra vez, esos ojos tan profundamente agudos, a
quienes les ves el pesado sentimiento interno, el pesado pensamiento
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Leve Retina Nº 12 Pag. 12

propio de los ojos que se le escapan al dueño para mirarte a tus ojos
(que empiezan a cubrirse por una capa de lágrimas limpias, transparentes,
pesadas casi como eso que estás pensando (¿pesando?)).

27/9/93 19hs.
"En Casa"


---
* Origin: Carreteras del Viento 54-1-544-6241 (4:900/109)

=GOLOSINAS============================================================================
From : Pablo Contursi, 4:900/613.16 (06-Aug-95 02:07:07)
To : Hernando Tejedor
Subj : Entender poesia? (por fin te convencimos!!!!)
=============================================================================

Pero una obra sin un contexto, no existe. Antes de leer cualquier libro
ya sabemos si es de ficción o no. Y si no lo sabemos, no podemos decir
si es bueno. "La tarde era azul, y una rana se la confundió con una
laguna y se cayó en la tarde" (Juan Gelman). "La soda tiene gusto a pie
dormido" (TS Eliot).


... Mentira, no es de JG. Lo leí en un librito de ejercicios para
alumnos de la primaria; a la metáfora la escribió una nena de 10 años,
creo. Y la segunda no es de TSE, sino de un chico, también. ¿Cambiaste
de opinión entre un párrafo y otro? :)


=============================================================================
CARTAS DE LECTORES
------------------
La correspondencia puede ser dirigida a las siguientes direcciones:
Fidonet: 4:900/109.99
Internet: Leve-ret@appeal.uba.ar
Artnet: 188:900/100.2
Correo tradicional: P. I. Rivera 4164 (1430) Capital Federal, Argentina
(en este último caso, preferentemente en diskette)
==============================================================================


Estimada amiga:

Revisando nuestro fichero de revistas recibidas, comprobamos
que en nuestro poder obra un diskette que contiene cinco números
(del 0 al 4) de su revista de literatura de repercusión telemática
LEVE RETINA y nos preguntábamos si continuaban Vds. sacando dicha
publicación.
Bien es cierto que aunque el sistema de edición es muy novedoso
y acorde con los tiempos que corren, donde la informática nos atraviesa
de parte a parte en todas las esferas de nuestra cotidianeidad, en
concreto a nosotros nos resulta algo trabajoso tener que imprimir el
material si queremos saber de qué se trata y discutirlo en el Consejo
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Leve Retina Nº 12 Pag. 13

de Redacción, sin contar con la pérdida que representa no poder disfru-
tar de la composición, del formato y de la textura de una publicación
entre las manos, en una palabra de un criterio a valorar más, añadido
a la calidad de los textos que se reproducen.
Por nuestra parte, la Editorial Grupo Cero sigue publicando
EL INDIO DEL JARAMA, revista de poesía y psicoanálisis, ya en su
cuarto año de edición.
Esperamos que su proyecto cultural siga adelante y en espera
de sus noticias al respecto les enviamos un cordial saludo.
Atentamente.


Frdo. Concepción Osorio
EDITORIAL GRUPO CERO


Estimados Colegas:

Efectivamente, nuestro proyecto cultural continúa, ya tenemos un
año de vida y como lo verán al leer estas líneas, ya vamos por el nú-
mero 12.
En cuanto a las apreciaciones en relación con el tema de la pu-
blicación electrónica vs la publicación clásica en papel, me gustaría
decirte que no lo hacemos por moda o porque este sea un medio moderno
o "acorde con los tiempos que corren". Las ventajas de hacer LEVE
RETINA para ejecutar desde un diskette son indudables: posibilidad de
hacer un número ilimitado de copias sin costo (salvando el del
diskette, por supuesto, pero que es mínimo); envío por correo elec-
trónico (Internet); reproducción ilimitada mediante el sistema
de BBS, entre otras. Esto hace que nos podamos "dar el lujo" de en-
viar colecciones completas de la revista a quien lo requiera, lo que
no es poco. Claro que también tiene desventajas, la peor
de todas es que no se puede leer en un viaje en colectivo :)
Esperamos que les haya interesado el contenido de nuestra revista
al margen del continente y que nos envíen algún número de EL INDIO,
aunque más no sea para conocerla.
Seguimos en contacto.



Analía Zygier
analia@appeal.uba.ar






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Leve Retina Nº 12 Pag. 14

= STAFF ======================================================== STAFF =
(en el presente número)

Editor irresponsable:

Federico Joselevich (4:900/109.0 y federico@appeal.uba.ar)

Compiladora especial para este número:

Analía Zygier (4:900/109.3 y analia@appeal.uba.ar)

Entrevistas, comentarios, respuestas, ayudas, notas, as, s.

Florencia Abbate (4:900/152.14 y 4:900/109.27)
Marcelo Alonso (4:901/102.4 y 4:900/109.19)
Federico Pilo Firpo (4:900/125 y pilo@appeal.uba.ar)
Luz Pearson (4:900/109.8)
Hernando Tejedor (4:900/125.15)

Leve Retina en formato ejecutable para DOS

Analía Zygier (4:900/109.3 y analia@appeal.uba.ar)

Leve Retina en formato Word 6.0

Fernando Oscar Gonzalez (*)

Colaboraron en este número

Ricardo Braun (4:901/120 y ricardo.braun@newage.turbo.net)
Marcelo Claudio Rodriguez (4:900/109.9)
Pablo Contursi (4:900/613.16)
Verónica Engler (4:900/125.5)
Daniel Flores (4:901/237)
Laura Limberti (*)
Pablo Wittner (4:901/116.3 y 65:700/9 EcoNet)


========================================================================

Supuestamente, usted puede encontrar a Leve Retina en cualquier BBS
de la Región 90 de Fidonet (es decir, de la Argentina).

Leve Retina se distribuye en la Región 90 de Fidonet por el File-Echo
LEVE_RETINA. Consulte con su Hub/Host más cercano para mayor información.

En particular, los siguientes BBS distribuyen oficialmente Leve Retina:

Carreteras del Viento -- +54-1-544-6241 (Todos los días, las 24 horas)
Macondo BBS -- +54-1-300-2469 (Todos los días, las 24 horas)
Delta BBS -- +54-1-661-8180 (Todos los días, las 24 horas)
y +54-1-458-1095 (Todos los días, las 24 horas)

Existen versiones ASCII puro disponibles como LEVER0xx.ZIP
Existen versiones ejecutables para DOS disponibles como LEVE-x.ZIP
--------------------------------------------------------------------------
Leve Retina Nº 12 Pag. 15

Existen versiones en Word for Windows disponibles como LEVRETx.ZIP

Otros BBS que distribuyen la revista:

Segundo BBS : 653-5287 (22 a 4 hs)
Robert BBS : 788-2905 (0 a 8 hs)
Cidihes BBS : 234-8045 (0 a 7 hs)
The Reset Project: 962-6392 (las 24 horas)
Puerto Madryn BBS: (0965)71-341

Está disponible en áreas de FileEcho y para file request en ECO-NET,
ART-NET :786-2688 (188:900/100.2), Osla-net, y en la mayoría de los
BBS de Fidonet.
========================================================================

-=[ IMPORTANTE ]=- -=[ IMPORTANTE ]=- -=[ IMPORTANTE ]=- -=[ IMPORTANTE ]=-

Leve Retina existe gracias a la colaboración de los lectores. Si
usted desea colaborar con Leve Retina, envíe sus textos a cualquiera de
las direcciones mencionadas más abajo. Los editores no se comprometen a
publicar todos los textos recibidos.

-=[ IMPORTANTE ]=- -=[ IMPORTANTE ]=- -=[ IMPORTANTE ]=- -=[ IMPORTANTE ]=-

========================================================================

Colaboraciones, sugerencias, cartas de lectores, quejas, enigmas
dirigirlas a Leve Retina (rogamos enviar lo antedicho en formato ASCII
y, de enviarlo por correo, por diskette):

FidoNet 4:900/109.99
Internet Leve-Retina@appeal.uba.ar
Art-Net 188:900/100.2

Correo común y anticuado:
"Leve Retina"
P.I.Rivera 4164
Capital Federal (1430)
Argentina

Los diskettes recibidos no serán devueltos a los autores.

========================================================================

Todos los textos reproducidos en Leve Retina son propiedad
intelectual de sus respectivos autores y no necesariamente reflejan la
opinión de quienes hacemos Leve Retina.

Está permitida su copia y reproducción por cualquier medio gráfico y
tecnología siempre y cuando se aclare explícitamente la fuente (es
decir, esta revista) en donde debe constar: el nombre y número de la
revista, el autor, y el lugar en donde se pueda obtener el número
original.

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Leve Retina Nº 12 Pag. 16


Leve Retina es el nombre de un poema de Arturo Carrera en su libro
"La Banda Oscura de Alejandro". Agradecemos su generosidad al
permitirnos utilizarlo para la revista.


========================================================================
-=[ FIN ]=-

























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Leve Retina Nº 12 Pag. 17

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