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Leve Retina Numero 04

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Published in 
Leve Retina
 · 31 Dec 2020

  
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Leve Retina (c)





(Revista Literaria de Repercusión Telemática)




Año 1 - Número 4. (Noviembre 1994)


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Leve Retina es el nombre de un poema de Arturo Carrera en su libro
"La Banda Oscura de Alejandro". Agradecemos su generosidad al
permitirnos utilizarlo para la revista.

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Submission adresses: Internet: leve_retina@appeal.uba.ar
Fidonet : 4:900/109.99

Para información adicional, lea las últimas páginas de Leve Retina.


= INDICE ======================================================== INDICE =
Editorial ......................................................2
"De una señora escritora, su mucama y otras yerbas"
(por Analia Zygier)................................................3
"Performance de la Estupidez" (por Federico Joselevich)............4
"Dolor con nombre de mujer" (por Federico Joselevich)..............7
"Vestida de blanco" (por Diego Jäger)..............................8
"Bajo Tierra" (por Juan Livingston)................................9
"Mentiras" (por Luz Pearson).......................................11
"Consolación de la Virtud por el camino de la Paciencia"
(por Matias Giovannini)............................................12

Golosinas.......................................................17
Espacio de Publicidad...........................................17
Misceláneos
Cartas de Lectores ................................................17
Staff .............................................................18
Donde y cómo conseguir Leve Retina ................................18
Legales ...........................................................19
==========================================================================
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Leve Retina Nº 4 Pag. 1


= EDITORIAL ================================================== EDITORIAL =

Leve Retina: (del lat. levis retïna) f. Anat. efecto producido en
los ojos por la larga exposición a los rayos catódicos de los
monitores de las computadoras. 2. Lit. ojo crítico aplicado a la
producción literaria.

Durante los días 8, 9 y 10 de Octubre, en el Centro Cultural
Recoleta, se realizó un congreso internacional intitulado "Hackers,
Virus y Computer Underground". Yo tuve el honor de coordinar varias de
las mesas de debate que ahí se realizaron.
Una de esas mesas, la referida a "Cyberpunk: Movimientos
Contraculturales" (que nada tienen que ver con los movimientos
contractuales, ni con los contraespaciales), estuvo formada por un par
de gente de la que quiero mencionar a dos de ellos: Patrick Riemens,
organizador de fiestas de Hackers en Holanda y dedicado a la
problemática Cultura-Contracultura y Horacio Moreno, miembro del Staff
de la revista Cyberpunk "Neuromante Inc.".
Durante sus exposiciones dijeron cosas que marcan bastante lo que fue la
totalidad del congreso. Lo que quiero remarcar aquí no es lo que dijeron, si
no lo que *no* dijeron: obviaron todo lo que *es* Contracultura dentro de
las redes de telemática y no esta explícitamente incerto dentro de la
caratula "Cyberpunk". Una revista como ésta, que obvia todos los canales
generados por el Stablishment y la corporación editorial, puede ser un
ejemplo de algo de contracultura telemática. Algo como una discución acerca
de la problemática política de un gobierno como el que tenemos, enmarcada en
los ámbitos de una red es otro ejemplo de ello.
Es increible como el paralelo de lo 'contra', para quienes dicense
poseedores de la voz, es necesariamente aquello que ronda lo
destructivo, lo anárquico, lo belicoso. Es increible como el legado tiende a
ser que lo que combate tiene que destruir, mas no construir, obstruir mas no
permitir que las cosas salgan.
El mundo de rosas no existe, pero sí existe el esfuerzo y lo
creativo. Las contraposiciones, las Contraculturas (con mayúsculas), que
subsisten son aquellas que ofrecen una alternativa viable, plausible. El
pensar como única posibilidad en un lugar en donde sólo existan mundos
Brazil o Blade Runner, esos mundos apocalipticos de alienación y
postergación del hombre, no sirve de nada, no plantea una Contracultura,
plantea una paraKultura, una frenaQultura, una noCultura.
La Contracultura no es encontrar la eternidad, es encontrar el
infinito.

Federico Joselevich
(4:900/109.0@fidonet.org)
(fjoselevich@appeal.uba.ar)

---
* Origin: Leve Retina (4:900/109.99)






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Leve Retina Nº 4 Pag. 2

= CUENTOS ====================================================== CUENTOS =
From : Analia Zygier 4:900/109.3
Subj : De una señora escritora, su mucama y otras yerbas.
==========================================================================
De una señora que pugna por convencernos de alguna
manera que ella es Licenciada en Letras pero que eso
no importa a la hora de la hora y que en realidad es
la hora de alimentar a sus crios, mientras dirige
la revista El Escribidor y se interesa en temas de
pornografia y literatura (sic) y, para concluir,
hace caso omiso de cualquier tentativa popular para
incluirla en algun almuerzo Staffico, nos llega
su cuento intitulado:

De una señora escritora, su mucama y otras yerbas.
==================================================

Estaba trasplantando el ficus cuando la mucama se acercó para avisarle
que había un señor al teléfono.
- Decile que no estoy - dijo como quien no quiere la cosa, mientras cavaba
con la zapita en la tierra del macetero. La voz de Lali, que todavía
disfrutaba en el recuerdo no toleraba ninguna interrupción.
La chica se paró en seco con el Movicom en la mano, dio media vuelta
y enfiló de nuevo para la cocina.
- Que no estoy! - alcanzó a oír otra vez Alma por entre el ruido de sus
propios pasos. - No tengo tiempo, tengo que terminar la novela para fin
de mes y no se como cuernos voy a hacer -
La insistencia desde el otro lado del teléfono incomodó a la mucama.
No llegó a incomodar a la patrona porque la chica ,siguiendo estrictas
órdenes de Celia, cortó sin más miramientos.
- Habrase visto! No tiene otra cosa que hacer que molestar- dijo aga-
rrando con asco una babosa incrustada en la tierra apelmazada del macetero.
-Estos bichos de miércoles ... porquerías ...- Siguió embebida en su
trabajo de jardinería por bastante tiempo. Lali había llamado desde París
para avisarle que los chicos estaban bien y no había tenido mejor idea
que preguntar por la novela. Eso era lo que la había puesto de un humor
dudoso y definitivamente poco tolerante.
El engendro tachado, remendado de arriba a abajo reposaba hacía séis
o siete días en el cajón del escritorio. Estancada, estaba horriblemente
estancada en la parte en que la vieja bien está trabajando en el macetero,
mientras la sirvienta le trae el teléfono celular. Está cansada de pensar
la pertenencia del llamado telefónico ... o mejor no, en vez de llamar
por teléfono tocan el timbre y la chica va a abrir y se encuentra con un
tipo alto y musculoso, con un traje cruzado y zapatos marrones bien
lustrados.
- ¿Y entonces? ...
- Y entonces qué se yo! La tipa que arregla las flores a su vez está escri-
biendo sobre otra tipa que también tiene una mucama con uniforme que viene
con el Movicom, o con la noticia del tiembre según sea el caso.
- ¿Y te parece que esta bazofia puede llegar a ser un cuento?
- Un cuento hecho y derecho no, pero aunque sea una especie de prosa
literaria, o algún escrito suelto digno de ser mostrado, leído y guardado.
- Un escrito suelto no, porque pensás incluírlo en el libro de cuentos
cortos.
- Aunque más no sea como relleno, ¿le ves algo de malo?
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Leve Retina Nº 4 Pag. 3

- No, para nada, en los más mínimo.
-La joda es que tiene que estar medianamente terminado antes de que la
nena vuelva a llamar desde París para contar que Gastón y Martín ya
empezaron las clases y que todo está okey como dice ella.
- ¿Y por qué el apuro?
- Por nada. Mejor dicho, es una apuesta, una auto apuesta que me hago
a mí misma antes de que Lali con el llamado me vuelva a fastidiar con lo
del libro.
- Si vos lo decís ... ¿Pero era una novela, un cuento o todo un libro de
cuentos?
- No sé, todavía lo tengo que decidir.
- Teléfono para usted señora, un tal doctor Benítez, dice que sí o sí
quiere hablar con usted.
- Decile sí o sí que no estoy - A ver si voy a tener tiempo de atender a
cualquier boludo que se le ocurre llamar a esta hora.
- ¿Y que tiene de malo esta hora?
- De malo nada, pero es justo el momento en que estoy pensando en la
novela y en Lali y en los mellizos pronunciando todavía mal el francés
en ese colegio caro de París, además está por llegar el chico del vivero
con las plantas que compré y tengo que ir haciendo lugar en los
maceteros.
- Ah.


Analía Zygier
--- Terminate 1.41+
* Origin: (4:900/109.3)

= POESIA ======================================================== POESIA =
From : Federico Joselevich 4:900/109
Subj : Performance de la Estupidez
==========================================================================
Federico Joselevich, nacido el 23 de diciembre de 1972;
operador del BBS Cultural Carreteras del Viento (perdón
por el chivo); veterano de tres años de antigüedad en las
redes de mensajería electrónica; coordinador de Fidonet
Argentina desde noviembre de 1992 hasta noviembre de
1993; según los medios: pelirrojo, menudo e inquieto;
según el folklore telemático: "...el escribe, describe,
hace y deshace, un tanto dicotómico, pero buen tipo (aunque
habría que ver sus circunstancias)..."; también conocido
como Fedelevich, Peperico, Pepelevich y demás.

Performance de la estupidez
===========================

1.

Uh, uh, uh!
esta noche me trata mal
si hubieses tenido la cordura...
pero mi ilusión te enloqueció
"¡que loco!", diría uno,
"¡la locura la perdió!"
pero sucias ensoñaciones te deseo
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Leve Retina Nº 4 Pag. 4

por haberte escondido en tu cordura
y haber encordado una soga sintética
alrededor de mi cuello
¡Y yo, iluso, que te creía tejedora de ensueños!
sólo tejías mi eterna horca
la de siempre
la que todas las veces me mató
y me seguirá matando
¿Que pecado habrá cometido mi ser?
¿ser pecador? ¿pescador? ¿pescador pescado?

Cuantas veces he muerto, mujercita,
por la misma soga
la misma que vos me tejiste
y de la que tiraste hoy
(y mi cuerpo se revoloteó por un segundo)
ese segundo de espasmos, eterno
ese amargo sabor tan conocido
esa derrota, tan rota
como no lo está la soga
Un sinfín de cigarrillos
me atraviezan los pulmones
minuto a minuto
intentando que, tu recuerdo,
no sea una lágrima más
en mis cicatrices internas
Pero,
¿cabe esperar otra cosa?
¿es que preguntaré eternamente?
Nadie puede quitarme
mis una semana por dos
del infinito
Nadie puede, ni aunque quiera
matar el recuerdo de que no fui yo
quien tendió la soga en mi cuello
de que sí fui yo
quien construyó un Honorable
Castillito de Cristal
Bellos Castillos,
Ilusos Castillos,
Ingenuos, Amargos, Inútiles
Castillos,
para que los pueblen Reinas
(o consortes)
para que los llenen de Ruido y Polvo
pero se hacen añicos contra el Duro Suelo
Pensar a la realidad como un suelo
al suelo, como ese lugar
donde la suela suele asolar
Quien me dice
que no estoy pagando mi bruto tributo
a un conjunto de almas
que no soportan los Castillos
de Cristal
Un Bruto y Angustiante Tributo
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Leve Retina Nº 4 Pag. 5

de Lágrimas y Pesar
de Páginas, Páginas, Páginas
de esperar
sin sanar
desangrar
sin siquiera afanar
una sonrisa
(risa del alma)

Mis dedos cautelosos
recorren este mundo estéril.
¿Es que he de pagar un eterno tributo?
¿Quien es el maligno ser
que impuso un impuesto
tan importante
a mi no-impersonal existencia?
Ciencia del ser
ser, no ser,
"No sé", dirías vos
y te quedarías como estúpida
escuchando mi inútil súplica
del otro lado de la línea
(una línea es el camino más corto entre dos puntos)
(o el más largo)

2.

Estúpida has de ser
para tener que retener
tu conciencia
¿tu conciencia?
no, mujercita, no
tu conciencia no existe
no existe para mí
"Conciencia mí no existir"
"Conciencia mí no, existir"
"Conciencia mí, no existir"
Conciencia, mí no existir
ni para tí,
ni para nadie al fin.

2a.

Estúpido dolor
y mi rostro se quiebra
una y otra vez
inútil y estúpido
Incluso sería ridículo
pensarte no-estúpida
puesto que te estupidizaste
te estupidicé
y te irás con algún estúpido
a creer en que eso es amor
pero será una estúpida broma

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Leve Retina Nº 4 Pag. 6

3.

Performance de la estupidez
que termina estupidizando
al más estúpido de nosotros
mientras vos, estúpida,
te reís estúpidamente para tus adentros
y creés (tontamente)
que un estúpido perdón bastará
¡que estupidez!
y ni siquiera quisiste escucharme
te dedicaste a un increíblemente inútil
"No sé"
Entonces, mandaré a la hoguera
a tu insalubre insapiencia
quemaré hasta la última letra
de esas dos palabras
crueles palabras
ocultadoras
amargas
que estúpidamente me creen tan estúpido
como para creerlas a ellas
(creerte a vos)
no, mujercita
no creas que acabo de quemar tu estupidez


---
* Origin: Carreteras del Viento (4:900/109.0)

= POESIA ======================================================== POESIA =
From : Federico Joselevich 4:900/109
Subj : Dolor con Nombre de Mujer
==========================================================================
Dolor con Nombre de Mujer
=========================

Tengo un dolor con nombre de mujer
empieza -a veces-, como un escozor en la mejilla
transmutándola en un tic insoportablemente vivo
su imagen se proyecta en la parte posterior
de mi pupila
mi voz se quiebra
mientras esta mujer sigue atravezándome
con su recuerdo
y se encarna en todas las mujeres del mundo
y todas tienen su voz
y sus pupilas
y sus codos
en donde yo mismo intento
instalar un dolor
para sentirme correspondido.

---
* Origin: Carreteras del Viento (4:900/109.0)
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Leve Retina Nº 4 Pag. 7


= CUENTOS ====================================================== CUENTOS =
From : Diego Jäger 4:900/109.99
Subj : Vestida de Blanco
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Diego Yäger es, quizás, el exponente (..)

Vestida de blanco
=================

Graciela contó la historia en dos pinceladas soberbias. Ojos suaves,
labios delicados, su dulzura realzaba la crueldad de los hechos. Clarisa
era una muchacha sencilla. "Piba de barrio" fue la expresión de
Graciela. "Chica de su casa" dirían las viejas. Es fácil imaginarla:
rulos castaños ,ojos almendrados, curvas suaves Habrá sido la princesita
de un padre amante, quizás también de un hermano mayor que la celaba y
la cuidaba. Una dulce infancia de leche chocolatada, guardapolvo blanco
con moño en la espalda y juegos en el patio de la abuela. La televisión
ya no era novedad ( lo había sido cuando nació su hermano).Después una
secundaria de carpetas prolijas, fotos de galanes con melenas y
sonrisas, algún poema olvidable. El padre no quería que Clarisa
trabajase, pero ella iba a ser independiente y para qué había terminado
el liceo. En la oficina conoció a Carlos. Le costó poco deslumbrarse.
Parecía que Carlos hubiera bajado de la televisión para enamorarla. Al
principio ella aceptaba sus halagos con sonrisas tímidas. Modelo de
recato, no confió a nadie sus fantasías con Carlos, que sabía seducir
sin intimidar, acercarse sin invadir.
La embriagaba el modo suave y perfumado del asedio. Y Clarisa fue
"cabecita de novia" para la risa cariñosa del padre, "vivía en las
nubes" para el hermano.
El noviazgo se armó con prolijidad anacrónica. Brindis y anillos de
compromiso para iniciar la dicha que llenó a Clarisa, y que pocos tienen
la suerte de conocer.

Desde el refugio de su familia lucía con inocencia el brillo de un
novio codiciado por otras mujeres. Se sentía amada y protegida, sus
ojitos "piba de barrio" brillaban cuando no dormían. Pusieron fecha de
casamiento, la madre anunció que ella misma cosería el vestido de novia.
Clarisa estaba orgullosa de poder llevar ese vestido blanco con la
frente bien alta. Era una forma modesta de retribuir el cuidado y el
respeto con que Carlos la había tratado durante los dulces años de
noviazgo. Pocos casamientos tan alegres recuerda el barrio. Un evento
preparado con tanta dedicación, esperado con tanto anhelo, no podía ser
menos. Radiante en sus vapores de encaje blanco, la novia contagió
energía a todos sus invitados, que bailaron hasta el amanecer. Y tras la
boda llegó el embarazo, no menos acaramelado. Carlos dio al bebé sus
grandes ojos verdes. Cuida bien a su mujer y su hijo, nunca se olvida de
darles con la leche las pastillas de azt. Con sonrisa de doncella
tierna, Graciela me sirvió una segunda taza de café.


---
* Origin: Leve Retina (4:900/109.99)


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Leve Retina Nº 4 Pag. 8

= CUENTOS ====================================================== CUENTOS =
From : Juan Livingston 4:900/109.23
Subj : Bajo Tierra
==========================================================================
Aún cuando pugne por decir, afirmar, aclarar y gritar que
"Nada de lo que hice es representativo de mí", podemos
destacar el hecho de que, en el período 1989/1993 fue
"Redactor y editor irresponsable del boletín mensual
Periodismo por Periodistas", entre otras labores
realizadas (que prefiere no mencionar). Sin embargo,
ahora nos deleita con cuestiones de alta índole como la
que viene a continuación:

Bajo tierra
===========


Voy hacia mi muerte. Este es el viaje; estoy seguro.
Estoy en un subte de la línea B. Hace frío y es de noche.
Poca gente viaja conmigo. Cada persona tiene una cara
diferente. Todos permanecen en silencio, como si
respetaran la cercanía de mi final. Cada uno de los
pasajeros está ocultando algo. Todos saben que moriré,
pero nadie se atreve a decirme nada -como no están
seguros, temen que los tome por locos. Son cobardes.
Quisiera agarrarlos a todos, uno por uno, y preguntarles
por qué hacen lo que hacen, por qué miran lo que miran,
por qué existen. Un señor juguetea con el cierre de su
campera; más tarde llegará a su casa, donde lo estará
esperando su mujer. A ella le contará lo que hizo en el
día, aunque no le dirá que estuvo jugando con el cierre.
Pero todavía no llegó, está viajando conmigo y a pesar de
saberlo no lo sabe.
Ahora estamos todos juntos. Compartimos la enorme
complicidad de estar juntos: sabemos cómo somos cuando
viajamos, aunque algunos -por supuesto- están fingiendo.
El vagón está casi vacío, lo que hace que se note más
nuestra presencia. Cuando hay mucha gente somos todos una
masa, y nadie pensaría que cada uno tiene una vida
propia. Pero ahora es distinto: nadie parece animarse a
existir. Nadie quiere ser descubierto. Pero por sobre
todo, están incómodos porque saben que yo voy a morir.
Todos lo saben, absolutamente todos. Y están
aterrorizados. Quisiera preguntarles por qué tienen
miedo, si el que viaja hacia la muerte soy yo y para
ellos quedan las demás estaciones.
Hay un señor que no está solo -está con una mujer.
Está tan cerca de su mujer como de los demás, pero a ella
está unido por algo de historia, y tal vez también por
una casa. El hombre habla, pero el sonido no llega hasta
mí. La mujer responde, y yo sólo escucho sus gestos. Y no
existen. Nadie existe, en realidad. Y dentro de poco yo
también dejaré de existir.
El tren se mueve y siento miedo. Puede descarrilarse.
Pienso entonces cómo saldría la noticia por las radios al
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Leve Retina Nº 4 Pag. 9

día siguiente. ¿"Un subte se descarriló anoche,
resultando heridos doce pasajeros"? No. No me gusta como
queda. No, no puede ocurrir. Todo el mundo sabe que
mañana no se escuchará esa noticia. Mañana se escucharán
otras; algunas serán inesperadas, pero no saldrá al aire
justamente ésta que acabo de inventar. Además, es muy
difícil que salga una noticia que haya sido adivinada por
uno de los protagonistas, a menos que la haya producido
él mismo y a propósito. Así que no, no se va a
descarrilar.
De un pasajero se asoma una revista roja con letras
negras. La revista está brotando de un gran bolsillo y
apenas deja ver su título. Mientras tanto, el subte
empieza a frenar. Yo, que todavía guardo un resto de
miedo de hace un rato, clavo mis pies en el piso. Pero no
es suficiente: algo parece arrancarme de mi asiento.
Busco algo para aferrarme, pero entiendo que no hay
tiempo para buscar; sólo veo las piernas de la mujer de
al lado, y no sería apropiado tocárselas en un momento
como éste. Pienso que tendría que haberlo hecho, porque
ahora soy impulsado hacia adelante. A mi alrededor, a la
gente parece ocurrirle lo mismo que a mí. Es todo una
confusión que dura poco. En seguida siento que todos los
fierros del tren se abalanzan sobre mí. Hay ruidos y
gritos. Golpes y alaridos. Todo se rompe. Todo se sucede
como un largo orgasmo morboso. Todo es un vértigo
instantáneo que no parece tener final.
La calma llegó cuando ya no la esperaba. Los
desconocidos nos miramos avergonzados: habíamos
participado todos juntos en un obsceno acto mortal.
Despeinados, sangrando, buscábamos nuestras heridas para
ocultarlas a los demás. Los muertos se desparramaban
entre los caños, resignados -no podía haber héroes en
medio de tanta vergüenza. Los sobrevivientes salimos sin
mirarnos, conteniendo el llanto, y desaparecimos
inmediatamente de nuestras vidas.
Por mi parte, entendí que la muerte me espera en otro
lado. En otro viaje.




Juan
---
* Origin: Rastansallo (4:900/109.23)










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Leve Retina Nº 4 Pag. 10

= CUENTOS ====================================================== CUENTOS =
From : Luz Pearson 4:900/109.8
Subj : Mentiras
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Luz Pearson, personaje de por sí muy luminoso que
dirige una revista zonal en la zona de Villa Crespo.
Sus cuentos tienen el modo escupitajo (sic). Eterna
olvidada en las menciones a los colaboradores en las
penúltimas páginas de las Retinas Leves. También
conocida como Luz. Por cierto, todos los mensajes
que hemos leido de ella, han sido borrados antes de
salir.


Mentiras
========

Mentiras I

Te engañé como a un padre, creyendo que al descubrirme me castigarías.
Me gustaba imaginar la situación, vos sentado en el sillón y yo abriendo
la puerta, tu silencio preludiando el desastre, mis lágrimas. Pero no
pasó nada. Abrí la puerta y ya no estabas.



Mentiras II

No daba el teléfono. O lo daba mal, o decía que no tenía, o que estaba
roto. No daba su nombre. Sofía, Josefina, o el de su tía, el de su
abuela, o el que le iban a poner y después cambiaron de opinión. Nunca
decía su edad. Ni dónde vivía, ni a dónde iba, ni su signo, ni su
deporte, ni si le gustaban los perros o tal canción. Mentía. Mintió y
mintió. Hasta que mentir fué una mentira y ya no existió.



Mentiras III

(¿Y nunca te pasó amanecer desorientado, como cuando estas de
vacaciones, ni tu cuarto, ni tu almohada, ni vos; techo alto, ventanas
de madera, brazos que no son tuyos ni de la que querías; cuando la
carroza se vuelve zapallo, cuando hipotecas tu vida con tal de no estar
donde estas?) -¿Por qué me mirás...en qué pensás? -Nada tonto...me pica
la espalda...


---
* Origin: Lo estoy pensando (4:900/109.8)






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Leve Retina Nº 4 Pag. 11

= CUENTOS ====================================================== CUENTOS =
From : Matias Giovannini 4:900/109.18
Subj : Consolación de la Virtud por el camino de la Paciencia
==========================================================================
Matías Giovannini nació un caluroso el 30 de Enero de
1972 (o por lo menos eso le dijo mamá que lo tiró a la
pileta a los veinte días). "Desde entonces -dice- no he
hecho mucho, salvo que me agarro el berrinche de
escribir". Interlocutor astuto e ilustrado asustóse
cuando se dió cuenta de que Leve Retina realmente
existía. Tambien conocido por los nombres de Giovatías,
Mactías, McTías.


Consolación de la Virtud por el camino de la Paciencia
======================================================

Hallándose Jesús en Betania, en casa de Simón el
leproso, llegóse a él una mujer con un frasco
de alabastro lleno de perfume de subido precio,
y lo derramó sobre la cabeza de Jesús, que
estaba puesto a la mesa. Como vieron esto los
discípulos, lo llevaron pesadamente, diciendo:
¿A qué viene tal despilfarro? Porque podía esto
haberse vendido a mucho precio y darse a los
pobres. Advirtiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué
importunáis a esta mujer? Pues obra buena es la
que hizo conmigo.
Mt. 26, 6-10


No necesita saber para guiarse hasta donde quiere llegar. Y llega, y Celia
le abre la puerta, y él no entra. Se inmoviliza, apoyando el hombro contra
el marco, mirándola desde debajo de sus cejas, desde detrás de su nariz.
Celia sólo espera, empieza a zapatear con el pie izquierdo desnudo sobre el
parqué. Picture yourself leaning against a doorcase, staring at a naked y
sobre todo ahora, piensa alguno de los dos, Celia sigue esperando y parece
no estar incómoda ahí, resollando calmamente, soportando sus starved stares
escondidas bajo una máscara de cejas y nariz, todo él cejas, todo él mirada
que desnudan lo imposible porque Celia está desnuda y no parece importarle,
y él la sigue mirando leaning against the marco de la puerta como si recién
hubiera llegado.

Recién acaban de pasar unos segundos, recién acaba de entrar y cerrar la
puerta a sus espaldas, Celia que da dos pasos hacia atrás para permitirle
cerrar la puerta a sus espaldas y él que no se da vuelta, no deja de mirarla
con lobuna expectancia, no deja de enviar miradas desde debajo de las cejas
como manos lujuriosas que tratan de desnudar lo imposible. Él hubiera
querido poder desnudarla, really, pero no puede. No por eso se pone
frenético. Él hubiera adorado la sorpresa, pero no puede. No se pone
frenético, no. Sólo mira y hambrea la mirada de Celia que sigue resollando,
con la pesadez calma del deseo disparado en una dirección completamente
tangente.

Siempre tangente piensa Celia frunciendo el ceño, dándose vuelta, dándole la
--------------------------------------------------------------------------
Leve Retina Nº 4 Pag. 12

espalda estrecha, mostrándole las nalgas blancas y redondas, caminando con
gracia neréidea, yendo a la cocina. Siempre, ahora no, y se sonríe
oblicuamente.

No hace falta imaginar una noche fría para saber que él camina como si
quisiera llegar rápido a un lugar seguro y abrigado. No hace falta imaginar
una calle sórdida para saber que está ansioso por llegar. No hace falta
imaginar la mordida del deseo en el hombro izquierdo, herida sangrante, un
blando diente circular, para entender por qué se espera lo que en realidad
no se tiene. Por eso es que él está un sábado de fines de Octubre a las dos
de la tarde persiguiendo un rastro incierto por Facultad de Medicina.

Sube por Charcas, dobla en Ecuador. Antes de cruzar Anchorena para en un
quiosco. Siguiendo por Juncal, entre que abre el atado, saca uno y lo prende
casi llega a Agüero y dobla a la izquierda. Antes, la impostura perfecta del
vaquero urbano de clase alta. Ahora, disfrazado de ciudadano de forma tan
convincente. El portero dormita, él no hace ruido, el ascensor para en el
octavo. D, ring. Maybe in the next life está cantando hacia adentro y la
puerta se abre y un aura de sol le nubla la vista y nimba a Celia que parece
Venus saliendo de una concha, gigantesca ella, la concha, su desnudez, su
hombro contra el marco de la puerta, los anteojos que cuelgan de su boca
atrapados por la patilla entre los dientes, la mirada céjica y narícica y la
mordida en el hombro que le instila un veneno dulce, profundo como un
zumbido eléctrico en una estación del subterráneo B, bajando lento por sus
arterias hasta llegar al punto al que tiene que llegar, obligándolo a
disimular usando la interposición calculada, desesperada, de las cejas, la
nariz y una mirada de esfinge mintiendo en medio del acertijo mientras que
el tiempo leaning against a doorcase, melaza crónica que se condensa en
gotas azules rezumando luz sobre su hombro dolorido, sobre el cuerpo de
Celia, y lo insoportablemente lento de la escena es que no choca el hecho de
estar así, leaning against one each other desnuda la una vestido el otro
esperando los dos el tiempo congelado jaque la reina avanza el rey se
escabulle y la puerta se cierra a sus espaldas y todo esto sin diálogo, sin
decirse una palabra. O más bien sí, como en unas películas mudas carteles
giran sobre sus cabezas representando las palabras que podrían estar
diciéndose.

Y Celia está, sí, envuelta en un áura solar, con una corona de espigas de
luz que tiñen de rubio su pelo negro, con un marco de oro para su cara
pálida y redonda, con una pátina de purpurina nueva para sus pechos
minúsculos y de pezones redondos y claros como monedas de cincuenta
centavos, con vergas de fuego que juegan entre sus piernas y relucen
enroscándose en el vello de su pubis. Y esa luz que baila a su alrededor,
ese resplandor de primavera saludando a la diosa es un hálito feraz que
hubiera despertado la lubricidad de un muerto. Él no está muerto.

Celia baila inmóvil, sus brazos amplificados por la reflexión de la luz de
sol en los anteojos que cuelgan de su boca, mirándolo con la vagina húmeda
de luz de sol, la vagina que apunta directo a sus ojos y se le mete en la
nariz y se le enreda entre las cejas y él sigue ahí, leaning against the
timecase y ya no le queda nada que pueda interponer entre él y la vagina de
Celia y la herida en su hombro que se levanta como una pústula carmesí, una
rosa lujuriosa que vuelve a morderlo, una y otra vez como si con una sola
mordida no hubiera bastado, como si no estuviera del todo envenenado, como
si todavía pudiera soportar un rato más as he leans against the closed door
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y resuella con el pánico desesperado del resuello del toro a punto de ser
rematado, y Celia que con una verónica de su capa de luz de sol se da media
vuelta y se va danzando con pasos desnudos hasta la cocina, y las palabras
que no se dijeron, y él súbitamente tiene demasiado calor, y la frente se le
cubre de un sudor nervioso que no es otra cosa que la fiebre causada por el
veneno que tiene en la sangre.

A sus amigos no les parecía lo suficientemente hombre. Tenía ese aire
vagamente afeminado de los hijos únicos que sufren madres sobreprotectoras.
Para la vida pública se disfrazaba de moda, negro riguroso, lentes opacas
que brillaban bajo el neón de los lugares obligados de Cabildo, Libertador o
Barrio Norte. En la intimidad se liberaba. Alguna vez le habrá confesado a
alguien estar enamorado. Alguna vez ese alguien le habrá dicho que estaba
loco, o que siguiera adelante, o que no se preocupara. Alguna otra vez habrá
decidido enamorarse en la forma menos conveniente, quizás de una mujer
demasiado parecida a su madre, quizás de un hombre demasiado parecido a él.
Pero la mayor parte del tiempo decide no tener problemas, indiferente a las
sospechas de unos y a la certeza de otros pocos.

Celia era una entre los pocos, sabía y no le importaba. Con intensidad
desesperada tejía redes inútiles tratando de cazarlo, sabiendo que podía
lograrlo. Él se libraba siempre con la estrategia más simple, con los
movimientos más económicos. Celia insistía, sabiendo que no faltaba mucho.
Él no, él nunca, él siempre zafaba.

Por eso, en el instante que duró su medio giro, Celia se dio cuenta de que
ésta era su última jugada, que no le quedaban más oportunidades. Celia
calculó a la velocidad de la circuitería electrónica el costo de esta puesta
en escena. Era un todo contra todo, un todo o nada, apuesto todo al
veintisiete. Quiero su veintisiete, ahora. Y se daba la media vuelta
queriendo dar la vuelta entera para poder ver. Para corroborar que había
ganado. Él no podía ocultarlo más.

Es falso decir que la tensión aumentaba, desde el principio la estasis había
puesto a prueba sus nervios pero de alguna manera se las ingeniaba para
mantener un pedazo de su mente en otra parte. Se imaginaba a sí mismo
contándole la experiencia a un amigo, desde una perspectiva post-coito. Se
imaginaba a sí mismo hablando con voz afiebrada, usando por primera vez con
propiedad el lunfardo.

Te acordás de cuando ella se hacía la mosquita muerta. Claro, en esa época
tenía con quien mandarse la parte. Y lo peor de todo es que yo le daba bola.
Y el otro sonriendo, no pudiendo distinguir el mito de la leyenda. Y pasó
que me llamó y a mí me pareció que estaba todo bien, que era como cualquier
otra vez. Después de todo éramos amigos. Pensé que me quería contar algún
drama con el pibe ése del laburo. No, un flaco que me dijo que la tenía
loca. No queriendo distinguir. Te acordás, yo te conté. No, un par de veces
me hizo algún avance pero yo la ubiqué. Éramos amigos, después de todo. Pero
me abrió la puerta y estaba, bueno, en bolas y a mí se me subió a la cabeza.
No distinguiendo. Mejor dicho a la cabeza de la, y ahí la carcajada. Vos
nunca hablaste así, qué te pasó. Te acordás. Lo que pasa es que, bueno,
estas cosas hay que decirlas sin vueltas.

Se imaginaba a sí mismo hablándose en la oscuridad de alguna disco, un trago
fuerte en la mano y otros tres adentro, mirando pasar sentado el desfile. No
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sabías, no podías saberlo. Vos no tenés la culpa. Una mina que se acaricia
el pelo delante suyo y que de manera ostensible lo mira de arriba abajo.
Después de todo, lo disfrutaste, o no. Dale, admití que te gustó. Un tipo,
esta vez muy directo. Vos creías que no te iba a gustar, y todo este tiempo
te estuviste perdiendo la oportunidad de probar. El tipo que insiste, y la
violencia de tener que decir que no en el futuro.

Pero no, no estaba ni solo ni con un amigo, no estaba en un bar, ni en
nunguna otra parte salvo ahí leaning against her con un metro, y aumentando,
de distancia llena de luz de sol. Estaba acá, queriendo abrir de un manotazo
la prisión de su deseo contenido a sólo un cierre, y disminuyendo, de
distancia de Celia que terminaba de dar la media vuelta sabiendo que esta
vez sí, que se había jugado todo y le había salido.

Como un estallido le vuelve un recuerdo vívido. Once años, jugando en la
casa de sus abuelos en Belgrano. Una casa grande con jardín enorme, el sol
de la tarde de verano, corriendo entre los jazmines. Corre a su prima, y
desde atrás la toma de los hombros y la tumba, cayendo sobre ella. Una
sensación nueva, su entrepierna sobre el culito redondo de la nena
endureciéndose espasmódicamente, despertándose entre bostezos y empujones,
movida por voluntad propia, su primera erección. Desde entonces, ella lo
persigue en sueños y él se despierta pegado a la cama.

Otro estallido. Segundo año del Nacional, fumando a escondidas en el baño en
medio de una rateada con un compañero Szajtman, él le pregunta qué se siente
ser judío, el otro le responde que tener vergüenza cada vez que mea con
alguien al lado. Él le pregunta por qué, el otro le muestra. Y entonces esa
circuncisión es revelación e ícono, y entonces no puede reprimir el impulso
de tocar ese glande pálido, y no se reprime. El otro no lo evita, el otro no
lo esquiva, lo deja hacer. Él toca, y siente el pene del otro que crece,
desnudo entre sus dedos.

Todavía en el recuerdo se da cuenta de que en ese momento supo exactamente
qué era lo que tenía que hacer. Que en ese momento no dudó. En el recuerdo,
toma conciencia de que en ese preciso instante fue que perdió lo poco que le
quedaba de inocencia, sin recibir nada a cambio, y que desde entonces está
vacío de toda fantasía. Ahora, la memoria se confunde con el presente, y
Celia siente el ruido y sonríe, de espaldas al ziiiiiip que se mezcla con un
jadeo reprimido durante largos segundos.

Luz de sol que ilumina el cuerpo de Celia como si fuera jade translúcido.
Celia de espaldas a él sabiendo que acaba de cerrar la trampa. Luz de sol
que congela el tiempo. Still photo. Celia leaning against the sunlight as he
touches his zipper open. Celia dando un paso vacilante en la dirección
contraria. Celia acercándose a la cocina y sin poder ofrecerle nada porque
no quiere, por inútil, porque lo único que el otro aceptará será a ella.
Celia poniendo distancia sin poder decirle nada porque no puede, por
igualmente innecesario, porque el otro no necesita oir nada, porque alea
jacta est et vestes rejectae*.

Se detiene en medio del último paso sintiendo que se acaba de destapar su
frasco de alabastro y se esparce un perfume denso que enturbia el aire al
mezclarse con la luz de sol, olor de amapola compitiendo con oro nuevo,
envolviéndola en arcos ascendentes de espuma de luz y de almizcle. Se
detiene y ya no puede completar el acto sugerido en ese último medio paso, y
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ya no tiene más remedio que completar la media vuelta y mirar hasta lo más
profundo de su propio deseo, sin que haya ceja que se interponga, ni nariz,
ni cierre alguno.

La media vuelta postergada se completa y con el movimiento la atmósfera que
la envuelve cobra impulso propio y se proyecta hacia él como queriendo
escapar a través de la puerta cerrada al mismo tiempo que la mirada de Celia
animada también ella por su propio deseo se dirige hacia el punto exacto en
el que teme que todavía haya una barrera que ya no está y que descubre con
su ausencia el verdadero esplendor que vuelve fructífera la espera.

*La suerte está echada y la ropa tirada a un costado [N. del A.]

---
* Origin: ? (4:900/109.18)








































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= GOLOSINAS ================================================== GOLOSINAS =
From : Leve Retina 4:900/109
Subj :
==========================================================================

-¿Quisiera usted decirme qué camino debo tomar para irme de aquí?
-Eso depende, en mucho, del lugar a donde quiera ir -respondió el Gato.
-No me preocupa mayormente el lugar... - dijo Alicia.
-En tal caso, poco importa el camino -declaró el Gato.
-...con tal de llegar a alguna parte -añadió Alicia, a modo de
explicación.
-¡Oh! -dijo el Gato-: puede usted estar segura de llegar,
con tal de que camine durante un tiempo bastante largo.

LEWIS CARROL
(Alicia en el país de las maravillas)


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Primero fue la luz... Nro.1: El surrealismo y Dalí
después Henry Miller filosófico
EL ENCENDEDOR Bob Dylan, inédito en español
-revista de cultura- etc.

Nro.2: Dossier: Cine, Historia y Política
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Búsquela en su Kiosko Claves para sobrevivir a la posmodernidad
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= CARTAS_DE_LECTORES (4:900/109.99) ================== CARTAS_DE_LECTORES =
De : Hernan Julio Cesar Pelliza 4:900/543.1 Sat 01 Oct 94 02:36
A : Leve retina 4:900/109.99
Subj : Msg all equipo
===========================================================================
Hola a TODO el equipo de Leve retina...

Leí recién los tres numeros que hasta la fecha circulan, gracias a la
generosa actitud de Analia Zygler. Aunque mi opinión no vale mucho, por
si les interesa a los fines estadisticos, en la columna correspondiente
a Dinos Acentofagos ,anotenmé con un "Le gustó"...

Nos leemos,sufridores -=(HJCP)=-

--- El Point de Dino
* Origin: Dino Point - Jurassick Point '''',,,()----***..;; (4:900/543.1)

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Leve Retina Nº 4 Pag. 17


= STAFF ======================================================== STAFF =
(en el presente número)

Editor irresponsable:

Federico Joselevich (4:900/109.0 y fjoselevich@appeal.uba.ar)

Entrevistas, comentarios, respuestas, ayudas, notas, as, s.

Marcelo Alonso (4:901/102.4)
Matias Giovannini (4:901/335.2, 4:900/109.18 y mgiovannini@script.org.ar)
Juan Livingston (4:900/120.23 y 4:900/109.23)
Federico Novick (4:900/121.29)
Analía Zygier (4:900/109.3)

Colaboraron en este número

Luz Pearson (4:900/109.8)
Diego Jäger (*)

(*) No tiene o no fue suministrada su dirección de red. Para comentarios
dirigirse a Leve Retina (4:900/109.99) o lea más abajo para saber cómo
contactarnos.

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Supuestamente, usted puede encontrar a Leve Retina en cualquier BBS
de la Región 90 de Fidonet (es decir, de la Argentina).

Leve Retina se distribuye en la Región 90 de Fidonet por el File-Echo
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En particular, los siguientes BBS distribuyen oficialmente Leve Retina:

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+54-1-963-5515 (Todos los días, las 24 horas)
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Existen versiones ejecutables de Leve Retina
disponibles en Carreteras del Viento

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Leve Retina existe gracias a la colaboración de los lectores. Si
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Leve Retina Nº 4 Pag. 18


Colaboraciones, sugerencias, cartas de lectores, quejas, enigmas
dirigirlas a Leve Retina (rogamos enviar lo antedicho en formato ASCII
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Leve Retina es el nombre de un poema de Arturo Carrera en su libro
"La Banda Oscura de Alejandro". Agradecemos su generosidad al
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Leve Retina Nº 4 Pag. 19

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