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VR18: DIAS VERDES EN LA RED

por Martín Salías

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Published in 
virus report
 · 10 Feb 2022

Comentamos un cuento y una novela del principal ideólogo del movimiento cyberpunk. Como veremos, en ambos se esboza el posible reposicionamiento social de los hackers.

Para quienes aún no lo saben, Bruce Sterling es, junto a William Gibson, uno de los grandes gurúes del cyberpunk (quienes no sepan qué es el cyberpunk, y tengan interés en saberlo, están invitados a leer los números atrasados de Virus Report). Más específicamente, podríamos definir a Sterling como el mayor ideólogo del cyberpunk. Y esto no es por quitar mérito a tipos como Norman Spinrad (un antecesor), o el mismo Gibson (el más famoso), sino resaltar su aptitud propagandística y de estudio. En primer lugar, el fue el compilador de "Mirrorshades, the cyberpunk antology", la gran antología que diera a conocer en forma masiva los trabajos de William Gibson, Lewis Shiner, Rudy Rucker, John Shirley y los demás iniciadores del movimiento.

Además, debemos tener en cuenta que Sterling se interesó también por la 'real' de esta corriente (que hoy comienza a ganarse el apelativo de 'cultura'). La prueba más tangible es su libro "The hacker Crackdown" (ver V.R. 9), un extenso estudio acerca de los hackers, las comunidades virtuales, la marginalidad tecnológica, etc. Y son de gran importancia también sus ensayos, aparecidos en diversas publicaciones, o sus declaraciones en reportajes, en los que siempre tiene lugar para definiciones y ejemplificaciones de lo que es y lo que no es cyberpunk.

Y además de su labor ensayística y de divulgación, también escribe. Y lo hace muy bien. Algunas de sus obras son "Involution Ocean", "El chico artificial", "Schismatrix", "Islas en la red", "Crystal Express", y la reciente "The Difference Engine", en colaboración con W.Gibson.

Pero en esta nota hablaremos específicamente de dos de ellas: la antología de cuentos Crystal Express, refiriéndonos en detalle al relato Días verdes en Brunei, y la novela Islas en la red.

Crystal Express está separada en tres partes poco o nada relacionadas temáticamente (más allá de estar todas englobadas dentro de géneros similares): Formador/Mecanicista, Ciencia Ficción y Fantasía. La primera continúa la serie de relatos que comenzaran en "Schismatrix", sobre el futuro de la humanidad dividida en dos facciones, la Formadora, que utiliza la ingeniería genética para mejorar la raza, y la mecanicista, que hace lo suyo mediante la cibernética. Las otras dos partes están formadas por cuentos independientes de cf y fantasía, entre los que destacan "Fantasma", "Lo hermoso y lo sublime", "Flores de Edo", y de un especial interés para nosotros, "Días verdes en Brunei". La historia es la de Turner Choi, un ingeniero chino- canadiense enviado por Kyocera, una multinacional japonesa, a Brunei Town, Borneo, para reactivar una fábrica robotizada. El relato está ambientado en futuro no muy lejano, pero la situación tercermundista hace que la tecnología de la cual se nos habla sea la actual (al menos la del '85, cuando se publicó por primera vez el cuento). Y mediante este recurso, sumado al extraño ambiente de una nación pobre, con pocos recursos y un entorno político con extranjeros ociosos, Sterling teje una trama de amor y aventuras basada en una red de correo electrónico underground y marginal, y plantea una atmósfera que se acerca mucho a situaciones que no son cotidianas, quizá más aún a nosotros aquí en la punta de Sudamérica, que a los mismos gringos.

Estas ideas, brillantemente expuestas en la brevedad de "Días verdes...", daban para mucho más y si uno se queda rumiándolas, como lector, lo mismo debe haberle sucedido a Sterling, que poco tiempo después escribiera Islas en la red. La extensión de esta novela le permitió ahondar mucho más en varios de los puntos delineados en el cuento, pero además los enriqueció con multitud de detalles, y un objetivo final diferente. No debe pensarse que se encontrarán personajes o situaciones comunes entre uno y otro. El cuento es redondo y perfecto en sí mismo. Lo que comparten ambos es la visión de un futuro que liga la tecnología con el tercer mundo y el "Nuevo orden" mundial en una forma totalmente novedosa. Islas en la red cuenta la historia de Laura Webster, una "asociada" a la multinacional Rizome, corporación que practica y difunde la "democracia económica", un sistema donde nadie es empleado sino asociado, y los directorios se eligen por voto. Este estilo de vida y de management, imaginado a partir de ciertas formas de comercialización que hoy existen, se ve puesto en peligro por la creciente influencia de los "piratas de datos", y las peleas de sus distintas facciones.

Estos piratas son ni más ni menos que la reorganización bajo una bandera de los veteranos hackers premilenio (el argumento está situado entre los años 2010-20). Así, pequeñas naciones tercermundistas dependen política, social y económicamente de esta actividad. La isla de Granada y Singapur, en este caso, son los puntos claves del relato. Allí se han auto expatriado los hackers, phreakers y técnicos de todo el mundo, y se dedican a subsistir drenando información de "la red". La red de la que nos hable Sterling es la cristalización de la autopista informática, y cubre todo el mundo con enlaces de audio/video/datos y demás. La gente de clase media como Laura y su esposo David utilizan "relófonos", especies de movicoms de muñeca con funciones de terminal, la conjunción de los actuales gadgets tecnológicos en un sólo producto tan ubicuo y natural para los personajes como para nosotros un walk-man.

Pero bien, la red maneja volúmenes de información tan inmensos que no puede archivarlos y procesarlos. Ese es el trabajo de los piratas. Ellos colectan, relacionan y archivan la información en forma ordenada, manteniendo legajos de todo, que después venden a las corporaciones en forma disimulada. Para eso se agrupan en sus "paraísos de datos", en pequeños países o inmensos buques factoría petroleros caídos en desuso; verdaderas ciudades flotantes, autónomas y móviles.

Pero estas agrupaciones anárquicas degeneran en políticas enrarecidas, donde comienzan a surgir atentados y guerrillas, en los que quedarán mezclados los burgueses Laura y David Webster, y les hará conocer un mundo que no imaginan.

La novela, desarrollada en base a todo esto, es fabulosa, y tiene un montón de situaciones y detalles que la enriquecen, pero fundamentalmente es muy valiosa por ser uno de los primeros planteos a conciencia de lo que sucederá con la marginalidad tecnológica al institucionalizarse el cyberespacio, ese territorio explorado hasta hoy por unos pocos pioneros, donde abundaba la libertad de expresión y movimiento sin mayores limitaciones, y donde los contornos de lo legal y lo formal eran difusos. La realidad es que la "infraestructura nacional de información" de Clinton y Gore, incluso la expansión actual de la InterNet a cada vez mayor cantidad de entidades comerciales y organizaciones formales, está cambiando las reglas del juego. Hoy el submundo de los hackers ha privilegiado sobre su bandera de "information should be free" (la información debe ser libre), la de "networking for the masses" (redes para las masas), y hacen presión por todos los medios posibles para evitar que la redes se conviertan en un instrumento de vigilancia y control de las actividades individuales.

Esto refuerza la importancia de la novela de Sterling, y nos muestra una perspectiva tal vez un poco alarmista y exagerada, pero al menos, nos da pautas claras de qué cosas pueden llegar a suceder, y sobre todo nos muestra que estas nuevas tendencias globalistas en lo tecnológico tendrán cada vez un mayor impacto político y social.

Crystal Express, Bruce Sterling, 1989
Ultramar, Ciencia Ficción 124, 136 págs.

Islas en la red, Bruce Sterling, 1988
Título original: Islands in the Net
Ediciones Destino, Cronos II, 476 págs.

Martín Salías trabajó en Investigación y Desarrollo en una importante empresa nacional, dirigió departamentos de capacitación y soporte, y hoy tiene su propia consultora, Merino Aller & Asociados. Tambien es miembro del Círculo Argentino de Ciencia Ficción y Fantasía (CACyF). Años atrás dirigió la revista de ciencia ficción GURBO, durante 12 números, y posteriormente ha colaborado en Otros Mundos, y otras publicaciones. Puede ser contactado a través de FidoNet en 4:901/303.11 o Internet en martin@ubik.satlink.net

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